"El especial calor humano de esta fiesta se debe a la famosa Navidad de Geccio y el deseo de san Francisco de vivir Belén de forma totalmente presencial: 'Quisiera evocar con todo realismo el recuerdo del Niño, tal y como nació en Belén, y todas las penalidades que tuvo que soportar en su niñez. Quisiera ver con mis ojos cómo yació en un pesebre y durmió sobre el heno, entre un buey y un asno". Benedicto XXI
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