La cruz- Llavero de cuero

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La cruz- Llavero de cuero

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EAN / Cod. Barras3720300002081
Peso0,1 Kg




Me amó y se entregó por mí (Gal 2,20).

Llavero de cuero color rojo grabado con la imagen de la cruz.

(VER DESCRIPCIÓN)

Medidas: 11,5cm x 3cm x 2,5cm



Me amó y se entregó por mí (Gal 2,20). Llavero de cuero grabado con la imagen de la cruz.

El crismón.

La crucifixión de Cristo formó parte de los primeros credos cristianos: “Crucificado en tiempo de poncio Pilato”, pero la brutalidad y la crueldad de la tortura provocaron quizás que tardara en formar parte de la iconografía cristiana, mientras que, en ambientes hostiles al cristianismo, se representó en forma de grafiti con la intención de ridiculizar al Dios de los cristianos.
La cruz era escándalo para los judíos y necedad para los gentiles (cf. 1 Co 1, 23), porque para un judío es maldito el que cuelga de un madero y para el mundo pagano era un instrumento de tortura para los peores criminales. Pero para los cristianos -continúa Pablo en su carta a los corintios- “es fuerza de Dios y sabiduría de Dios”.
Los cristianos no dejaron de referirse alusivamente a la cruz mediante escenas del Antiguo Testamento que evocaban el suplicio de la cruz: así, Isaac cuando cargaba con la leña, camino del sacrificio. También lo hicieron de manera muy sobria como la representada en la lápida de Rufina e Irene:
Esa sobriedad iconográfica, sin embargo, fue acompañada de una riquísima reflexión sobre la cruz que acabó convertida en el signo del señorío de Cristo sobre todo el universo (la cruz cósmica) o en el testimonio de un anónimo cristiano del siglo II que, en la noche de Pascua, cantaba a la cruz como el árbol de la vida: “Éste es para mí árbol de salvación eterna, de él me nutro, con él me banqueteo. Con sus raíces me enraízo, con sus ramas me extiendo, con su rocío me gozo y con su Espíritu me renuevo deleitado como por una brisa. A su sombra puse mi tienda y, huyendo del calor sofocante, tengo un refugio con frescor de rocío. Con sus flores florezco, con sus frutos me regocijo cumplidamente y, sin impedimento alguno, recojo los frutos que me estaban reservados desde el principio. Éste es para mí alimento cuando tengo hambre, y fuente cuando tengo sed y abrigo cuando estoy desnudo. Sus hojas son Espíritu de vida”.